Perú, el segundo mayor productor mundial de cobre, está en riesgo de perder inversiones mineras por una suma cercana a los 53.000 millones de dólares, debido a los conflictos y bloqueos que afectan la producción, en medio de altos precios de la materias primas, según analistas y ejecutivos.
Los conflictos sociales se suscitaron desde que el presidente izquierdista Pedro Castillo asumió en julio del 2021, con una serie de protestas contra las minas, incluyendo una que detuvo la producción del gran yacimiento Las Bambas, que abastece el 2% del cobre a nivel global.
Los proyectos mineros en Perú suman al menos US$ 53.000 millones, casi un 70% de los cuales son para extraer cobre, según consignó la agencia de noticias Reuters.
Las dos últimas grandes inversiones fueron en Quellaveco de Anglo American y en Justa de Minsur, por unos US$ 6.600 millones, y sus operaciones este año permitirán al país registrar una producción de 3 millones de toneladas de cobre hasta el 2025, según expertos.
La producción peruana del metal creció un 7% el año pasado a 2,3 millones de toneladas, pero todavía está muy por debajo del pico de 2,5 millones de toneladas que alcanzó en 2019.
«Sin ningún proyecto de clase mundial en el horizonte, las perspectivas para sostener la producción no son buenas», afirmó Gonzalo Tamayo, analista de la consultora Macroconsult y ex ministro de Energía y Minas de Perú.
Ejecutivos mineros y analistas se reunieron la semana pasada en Lima con advertencias sobre la inversión debido al clima de protestas.
El Banco Central proyectó -en un reciente reporte- que la inversión minera caería este año un 0,8% y hasta un 15% en el 2023, tras la ejecución de inversiones ya comprometidas.
Pero grandes proyectos como Tía María, Michiquillay y Los Chancas por US$ 6.700 millones a cargo de Southern Copper; Trapiche de Buenaventura por US$ 973 millones y La Granja de Rio Tinto por US$ 5.000 millones aún no tienen futuro definido, según los mineros.
Presión por demanda
En el foro minero, importantes ejecutivos resaltaron la necesidad de aprovechar el aumento de la demanda global de cobre que se avecina frente al desarrollo de la «tecnología verde» que se aprecia en la industria y los mercados internacionales.
«Esto pone a Perú frente a una gran oportunidad», explicó en una teleconferencia Evy Hambro, el jefe global de inversión temática y sectorial de BlackRock.
Según un informe de la consultora RBC Capital Markets presentado en la cita minera, el 12% de los potenciales proyectos de cobre a nivel global están en Perú, en segundo lugar detrás de Chile, el mayor productor mundial de metal rojo.
Casi todos los proyectos peruanos están en zonas andinas históricamente pobres, que votaron en su mayoría por Castillo y que reclaman con protestas mayores beneficios de la minas.
Las Bambas de la china MMG Ltd paró sus faenas en abril, tras una invasión de comunidades aledañas; en tanto que la mina Cuajone de Southern Copper, luego de dos meses de parálisis, reinició su operación después de un acuerdo que alcanzó con residentes vecinos.
El vicepresidente del área comercial y de finanzas de Las Bambas, Álvaro Ossio, afirmó: «El gran reto que nos queda a todos los peruanos es aprovechar esta gran oportunidad».
Pero no todo es pesimismo, ya que la minera de oro más grande del mundo, Newmont Mining, anunció que considera expandirse a la producción de cobre en Perú junto al oro.
El residente ejecutivo, Tom Palmer, aseguró: «Existe la oportunidad de regresar algún día al proyecto Conga»,
Conga, cancelado en 2011 debido a la oposición de comunidades cercanas, aguarda inversiones por US$ 4.800 millones.
Sin embargo, el analista Tamayo subrayó qué el tipo y perfil de los conflictos en Perú cambiaron porque en años anteriores se desataban las protestas para no iniciar un proyecto.
«Ahora hay protestas que frenan minas en plena operación. Los mineros sienten que el Estado no lo apoya y que el Estado ha dejado de ser el árbitro en los conflictos», concluyó.